Los espacios terapéuticos son esas pausas que nos damos cuando nos angustiamos, cuando necesitamos detenernos a pensar en las decisiones que tomamos, en los rumbos que adquiere nuestro recorrido en la vida. A veces, revisar la historia que nos precede nos ayuda a entender el presente que vivimos, nuestras elecciones, nuestros aciertos y nuestros sufrimientos. De mi recorrido por diversas instituciones y dispositivos de salud, lo que se hizo una constante es que frente a las encrucijadas y los momentos penosos, el mejor remedio es contar con otros que nos permitan expresar lo que nos pasa y buscar soluciones.

Muchas veces, la angustia no nos permite ver. Intentamos precipitar procesos, nos apuramos o bien, no podemos transitar. Una terapia inicia en un momento de pasaje, una transición necesaria, un entretiempo que permite modificar lo que venimos haciendo, nos permite reconocernos en nuestro accionar y decidir un viraje, afrontar circunstancias tristes, y motorizar nuestra creatividad al servicio de estar mejor.